Melodías diversas en su propia nota, sentidas
como canción.
Sin mayores recursos que la
especulación, la experiencia trascendió toda preconcepción.
Con una idea se comenzó, como un hijo
surgió un momento contigo querido ser que no te había visto, pero si te sentí
tan cercano a mi, tal amigo de la vida, águila en vuelo sincronizado con el
viento.
Una historia narrada por un sabio,
contando capítulos bellos que provocaron un viaje a esta nueva generación, al
pasado que de alguna bella y misteriosa forma fue la causa alejada, incluso
olvidada para el efecto de hoy, una idea, pulsión intencionada.
Asombro fueron las grandes mentes que
plasmaban con tal creatividad su comprensión, que si ellos pudieron hacer cosas
grandes pero aislados, nosotros podemos como órgano de un mismo cuerpo.
No necesitamos la competencia ni la
envidia, el ego se hace un compañero para hacerlo entrar en este viaje, no lo
juzgamos ni menos lo negamos, es el compañero que nos hace sentir humanos,
perfectos en su imperfección.
Palabras surgieron en pequeños-grandes
grupos humanos, con la intención de concretar está magia, esta vocación, de
concepto transpersonal y de fondo amor. Ideas iban y venían, el aterrizaje de
la intención a la implementación fue de a poco, tal parapente en descenso leve,
dónde su guía es el aire, sabio elemento que mueve las piezas para dejarlas en
donde es necesario. Entusiasmo fue creciendo, habíamos al fin visualizado un
“como”, en conjunto, como células de un cuerpo, órganos vitales, bronquios de
un mismo pulmón. Inspiramos intención y espiramos planes de acción. Dicha fue y
sigue siendo, haber sido testigo de tal maravilloso movimiento entre personas
desconocidas, pero tan familiares por un mismo fin.
La búsqueda individual, se tras-paso a
un sentido colectivo.
Inquietos por saciar nuestro transporte,
cuerpo consciente, comimos en tranquilidad
y compartiendo como el mejor postre.
Nos movimos hacia una actividad, nos
despojamos de zapatos y abrigos, para tener menos mascaras, más solo nuestra
piel en contacto con el aquí y ahora. En círculo sentados nos miramos,
escuchamos y comprendimos con nuestros oídos, que lo transpersonal no es solo
un más allá, sino un más acá, interno motor vibrando ondas magnéticas de
sentido amoroso porque el simple hecho de poder querer. Experiencia de sentirse
humanos con otros humanos, la idea quedo plasmada en la razón. A continuación,
movimientos vitales fueron surgiendo, la melodía fue reluciendo cada nota
propia de cada ser, para que con el ritmo del ser parte de un todo, se fueran
sincronizando pasos, miradas, experiencias. Sudor de calor interno, visible a
los sentidos, se plasmo en las caras y cuerpos. Esa energía tierra viajando
hacia el fuego, hicieron vitalidad salir por los poros, miradas de fuego sin
quemar, solo presencia intensa. Como los ciclos de la vida, con expansión y
contracción, altos y bajos, externalizar e integrar, la velocidad se hizo
pausa, la pausa el espacio de la mirada más leve pero abierta contigo. Nos
acercamos en cámara lenta, unos a otros, cada paso era un universo, las
distancias físicas no se sentían, la cercanía se hacia la causa y efecto, el
contacto estaba resonando. Una larga mirada, breve viaje al interior del otro y
mío, el tu se hacia yo, y yo me hacía tu. Una caricia se manifestó, briza
sublime, resonancia del corazón.
Las casualidades no existen, las
causalidades sí. De alguna misteriosa y armoniosa forma, grupos de a cuatro se
sentaron, cerrando sus ojos sus manos contactaron. Viajaron a la ternura desinteresada,
al amor por el amor. A recibir ese aprecio por existir, a ver nuestro propio
corazón y tocarlo, mirarlo sin prisa. Momento de eterna gratitud y lleno de
conmoción, mis manos fueron mi todo, y recibí todo de manos desconocidas, pero
se hicieron mis manos tus manos para tocarme a lo más profundo de mi, no hay
muros, ni bloqueos, un viaje directo a esa herida/sonrisa de ese punto tan vivo
de vida, emociones del pasado, presente y futuro, unidad palpitando. Sin abrir
los ojos, de pie nos pusimos, con parpados más pesados, comenzamos al fin a
observar, llegamos a otro y entendimos que la vulnerabilidad es humana, mostrar
tal profunda desnudez fue un regalo que sin ti no se hubiera logrado. Cada uno
fue participe de tal bella experiencia, su energía por más cerca o lejos que
estuviera de mi físico, fue participe de una manifestación tan humana, tan
intensa y llena de aprendizajes…
El abrazo como el lenguaje universal, atemporal,
lleno de significado racional, infinito en transmisión emocional y el gran maestro
del encuentro del otro para hacer un nuevo uno.
Viviendo y sintiendo la unidad hecha por ti y por
mi, se forjará un gran canal que dará una gran mano, entregar del corazón y
toda su disposición, por la dicha de verte mejor.
BeNjO
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